Café del domingo




Vos estás. Mirate en el espejo, ahí estás, reflejada. Mirás a tu alrededor. Tu mente sin ideas va despertando. Te dan ganas de un café. Hoy es domingo a la mañana, es especial. No es un día cualquiera, los domingos son domingos. Que marca, que destino. Sola con tu café te encendés un cigarrillo, tu mente en nada, empezás a ver, las plantas de tu balcón, el aire límpido, celeste y frío. El aroma del café es perfecto, llegó el diario, la revista, sin planes, pensás en llamarme, pensás en domingo, la soledad te entretiene, da espacio a tu fantasía, el cigarrillo va y viene, el humo es tuyo, el aroma desaparece, el color a fruta verde en el espacio, la sombra de tu reloj en tu muñeca, y llegás a calibrar un momento y luego otro, y otro más, se van sucediendo, tanto estar que te acostumbraste, y no está mal, pero estás sola, soledad y domingo. Y yo con tantas ganas te busqué que me desvanecí en tu humo, en tu ausencia, como este domingo que pienso y te pienso, y escribo, y fumo, y mi café... sólo un domingo, ya va a pasar.

2 comentarios:

  1. - No se porque me pesan especialmente los domingos. Prefiero los lunes, los martes, los...menos los domingos.Muy buena tu visión de domingo. Ade

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  2. Mmmm ése domingo, tan del todo mío...un domingo sin puentes.
    Bettina.

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