
Nadie podía suponer que aquella mañana, en medio del café delicioso, un pucho que me encanta, pensaría en escribir un cuento, donde todo fuera cierto, todo fuera real. Los olores y los sitios, todo en perfecto funcionamiento, allí. Que después del café, en la mañana como sabemos bien fría, el sobretodo era un abrigo suficiente.
El frío en la cara, los pasos no tan ligeros, se iba acercando a la esquina, que como nadie venía cruzó, como era su costumbre. Y el aire de ser porteño. Mientras miraba hacia adelante, las veredas no eran tan confiables, y el subte apareció. En el trayecto, la gente, los autos, los perros y los gatos, claro. La cuestión que a la boca del subte llegó y bajó. El tiquecito, maquinola magnética, tiquecito que sale. y pasó. A la derecha los teve... dicen el tiempo, la hora, las noticias, y el numero de vuelo. El tren hasta la ventana, colgados de los caños y sortijas, los brazos orientaban, para allá sí, para acá no.
La estación era la séptima y desde luego, los tiempos ya corrían, la gente iba con él. Van armando la tensión, tensión a quien tengo a quien viene. Empuje, pasá vos si querés...
Corrientes y Florida, esquina de gladiadores que se cruzan, que se transan, los gladiadores para Córdoba, los que van para Sarmiento. Luz verde caminata.
en el cruce, no estaba solo, era una mañana de invierno.
buenas tarde roberto yo me voy a permirtir hablarte de tú, hace dias ojeé tu blog y pensé pa que me agrega a seguidores si no me ha dejao naita ? jajajaj yo suelo responder a todos los comentarios y aqui estoy leyendo este dia de invierno que un pucho ya se lo que es me lo explicó mi amiga de argentina, y el sitio ese lugar donde se ve los edificios tiene que tener magia para contar un dia asi de... ! invierno ! besitoss
ResponderEliminarQuerido Rober...me alegro un monton tu visita y tu comentario...gracias...
ResponderEliminary tu cuento tan fantastico, una genialidad como dibujas esta escena urbana tan porteña pero lo mas interesante es la capacidad que tenes para describir ese solo movimiento de busqueda constante del ser humano...
Te dejo un abrazo enorme, Ale