Al final entendí que el amor es un discurso hasta del poder animal, pero el amor no existe como objeto.
Lo que siempre soñé y al despertar se borraba.
Una sensación, un espejo de fragilidad, de mi ilusión, de mis ganas de caminar hasta que no pueda más, y se acabe todo.
Solo existís vos.
Vos sos amor.
Ahora te siento y te creo. Me haces vivir y eso es mi registro, algo así de lo que creo llaman estar bien.
Y de nuevo perdí el control, y nunca necesité decírtelo, y cosa rara no nos asustamos ni desaparecimos.
Empiezo a entender la idea de infinito, eterno es este momento al lado tuyo, sin más que una caricia divina, un poco de calor, tu sonrisa generosa como un sol, como la lluvia tu piel preciosa, dorada, y toda la poesía del universo en tu abrazo dulce, tu suave beso en mi cuello despertándome, con los ojos lavados, y el aliento de la noche en un abrazo perfecto, el disco que esperás que ponga, y los cacharros por lavar de los spaghettis que nunca nadie te hará igual.
(pintura "Femme a cote d´un echiquier" de Henri Matisse (1869-1954)
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