
Como es empezar un lunes...
Diana Krall (1), un éxtasis de sensualidad femenina.
Mi café, en el escritorio, y pensar...pensar que voy a inventar hoy. Así vivo.
Siento la alegría de poder escribir. Es un acto de generación, poco corriente en la comodidad de la imagen.
Tal vez, algunos se encuentran leyéndose, sin categorías, sin premios ni aplausos.
Pienso en este momento en varias personas, algunas con particular interés. Compruebo que el escribir siempre es frente a un ausente, al que busco hacer presente. Habrá de los satisfechos. Puedo escribir, pintar, y escuchar con una profundidad especial a muchas personas, una diferencia que me recorta del montón, aunque nada de esto es un privilegio exclusivo, convengamos. "Si no fuera por vos, amor mio...." me contestó dos veces Charly Garcia en un recital en el Roxi, cuando le grite por dos veces consecutivas, en medio de un silencio inusitado "aguante Charly querido".
Ayer veía un poco la televisión, el canal de la ciudad de Buenos Aires que es bastante interesante.
Presentaban una especie de producción donde se referían a la basura. Lo que uno descarta, lo que no sirve más. Aquello de lo que la gente prefiere sacarse de encima, porque no sirve, porque molesta. Lo interesante, además de presentar la problemática desde el punto de vista ecológico, fue que se vio desde el punto de vista social la utilización de la basura por parte de los cartoneros, su identidad como tal, y su sentido dentro de una cultura de la inmediatez que descarta lo inútil, que para otros es tan útil como que se transforma en su sustento para vivir. Pero además, mostraron la problemática de los locos, los que la sociedad y la cultura descarta y coloca en los loqueros. Escuché el discurso de un internado, que rígido, extraño, describía elocuentemente, como la gente de la ciudad lo eludía, no accedía a su necesidad de comunicación y contacto. No pueden integrarse, su condición de loco, que era evidente, lo descartaba de una vida integrada a la sociedad. Foucault describe en su investigación sobre la locura, que esta pasó a reemplazar el espacio de marginación que antes ocupaban los leprosos, una vez desaparecida la afección a nivel masivo. Es decir, la sociedades tienen incorporado el nivel de la exclusión como atributo para separar aquello que cuestiona la ilusión de camino ascendente de poder y perfección. La locura, como la lepra, no se tolera, no tienen lugar. Son errores sociales que se solucionan descartándose.
Ayer a la tarde justamente horas antes de ver el programa de la Tele, estaba leyendo un libro del museo de Van Gogh, donde citando una carta escrita a su hermano Theo, le decía Vicent, que en un momento de soledad, aguda y profunda depresión, su ser quedaba de tal manera subsumido, que sentía que la gente en la ciudad lo esquivaba, como un forajido, enfermo, ladrón, o loco.
Cuando pienso en alguien acercándose a mi interés sólo puedo imaginarme a un ser tan especial que sumergido en ese sentimiento de soledad impuesto por la cultura para los diferentes, me atrape en su mirada y en esa curiosa sensación de reconocerse en sintonía, con la torpeza y la ilusión de los que queremos vivir entre otros. Es decir, la antítesis de lo descartable.
(pintura "Interiorok" Fernand Léger)
su reflexión querido amigo, viene en sincronía con cosas que he estado mascullando este fin de semana...qué bueno!
ResponderEliminarun abrazo
Me encantó el último párrafo y me identifico con lo dicho allí.
ResponderEliminarDebo confesar que no leí todo el post:leí el comienzo y el fin.
Un abrazo, Roberto. Es siempre un placer pasar, leerte y fascinarme con el arte maravilloso que le ponés a tus palabras.
Hola Mar...que bueno que masculle, y que convide.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola Cecilia, su identidad refleja también mi escritura. el placer es mio y me halaga sus visitas . gracias por venir !