
Borges en su prólogo a Ficciones lo anuncia como un cuento policial. Cuando leo a Borges me promueve sin descaro un efecto metafísico, místico. Los interrogantes sobre la vida pasan ajenos a los valores, si en cambio, sumergidos en el misterio del tiempo. En este cuento, es develada en paralelo con la escena que el mismo JLB describe como policial, la resolución ancestral de la construcción de una novela infinita y de un laberinto donde se pudieran perder todos los hombres. Este es "El jardín de senderos que se bifurcan". Una novela que se construye a partir de numerosos apuntes escritos por Ts'ui Pên, el bisabuelo del protagonista principal de la historia Yu Tsun. Allí entonces, en la edición de esos cuantiosos apuntes, se construye una novela, que el sinólogo ingles Stephen Albert consigue descifrar. En esta novela todas las posibilidades de sucesos son desarrolladas, todas las opciones son tenidas en cuenta, dando, permanentes bifurcaciones de eventos en todos los caminos posibles: el jardín de senderos que se bifurcan es la novela y el laberinto donde se pierden todos los hombres.
El relato termina con lo anunciado, Yu Tsun, asesina al sabio S. Albert, señalando de esta manera, al publicarse la noticia en Inglaterra, cual debía ser la ciudad que los alemanes debían bombardear: la ciudad de Albert, pero es lo menos importante, lo insignificante.
En todo el cuento ambos niveles de comprensión están fusionados y comprometidos, es como si uno se fuese explicando el propio sueño dentro del mismo sueño. Borges es un genio, un dios.
En el jardín de senderos que se bifurcan todas las cosas suceden a uno precisamente ahora.
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