Este cuento es alucinante. Un hombre llega a un lugar mágico y desde sus sueños va generando un nuevo ser. Todas las noches lo sueña, lo configura y le da vida. Luego este nuevo ser, puede producir sus propios sueños, dando la posibilidad de generar y dar vida a otro ser soñado.
Al final, la pregunta abismal, no seré yo mismo el producto del sueño de un otro...
Se me ocurre pensar al deseo, como el eje de la tensión narrativa. El deseo como un sueño a conquistarse, a desarrollar. El final, en este sentido y desde una mirada psicoanalitica es también abrumador, evidentemente estamos atravesados en nuestra supuestas libertades y actos espontaneos, por la sombra, el germen, la simiente de deseos que nos anteceden y se nos imponen. Comenzamos siendo el deseo de otros...alienados.
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