
Excelente película. Fue escrita y dirigida por Sofía Coppola, exhibida en 2003. No voy a relatar la historia ni a descubrir el notable talento ya demostrado de Sofía C., o las magníficas y sensibles actuaciones de B. Murray o de Scarlett Johansson. En esto ya han coincidido los críticos ni bien apareció la película. Solo subrayar que están impresionantes ambos.
Quedé atrapado desde el comienzo de la película. Es una historia de amor, que conmueve, por lo genuino. El desarrollo del vínculo es sereno, con notable profundidad. Lo que ocurre entre ambos es totalmente creible. No hay flirteos absurdos ni cuerpos exultantes de humedades y vapores eróticos. Es una película que te va llevando emotivamente. Pocas palabras, silencios precisos, e imágenes que describen la altura de la sensibilidad humana cuando es envuelta en las tensiones de un amor auténtico, sin sentido, despojado de exigencias, y paradojicamente destinado a no consumarse en un vínculo formal.
La historia transcurre en Tokyo, y la agitación propia del contexto no es disimulada jugando un contrapunto muy eficaz con la sensibilidad y profundidad de los sentimientos que nos muestra Sofía C.. Aparece soberbiamente tratada la inquietud e incertidumbre de quien comienza la vida de pareja (Charlotte, representada por Scarlett Johansson, está recién casada, 2 años), y la sabiduría del que ya puede evaluar un largo camino hecho (en este caso es Murray en el papel de Bob Harris).
Un final generoso, emotivo, de fuerza y esteticamente impecable.
Historias como esta son las que trataría de revivir varias veces en la vida...un permanente deseo de encontrar alguien en plena empatía afectiva.
"Plena empatia afectiva"...tan difícil, pero no inalcanzable...eso quiero creer.
ResponderEliminarHola "Anonimo"... el amor y la empatía es lo único verdaderamente importante y por supuesto alcanzable, real, digno de vivirse.
ResponderEliminarcoincido con tus comentarios...
ResponderEliminary el final es el "deseable"...
no duelo...ni fin...
Floreciarm tal cual como decis, el final es muy emocionante pero no un duelo y da esa sensación de apertura, una historia permanente en cada uno de los protagonistas. Abrazo y nos mantenemos en contacto
ResponderEliminarTras haber leido estos comentarios y todos ellos con respuesta del "autor" del escrito, me quedé con ganas de compartir lo que veo, siempre que me acuerdo del final, y de los momentos vividos entre los dos protagonistas de la peli. Me parece que veo algo más allá de una empatía o final "deseable", creo, pero es solo mi punto de vista, que ambos se sienten "llenos" simplemente con el hecho de que se hayan encontrado en esta vida. Lo importante es, y segun mis expericencias afectivas, que cada uno tiene alguién que le corresponde, y se somos afortunados en encontrarlos o que nos encontren primero, es sin duda lo más emocionante y importante, mismo que el final, sea un futuro en pareja o un adiós pero indefinido en el tiempo...Lo digo, porque creo que encontré alguién que he "buscado" durante mucho tiempo, pero con la cual no me es permitido mantener una relación a dos. Así que disfruto y usufruo unicamente de lo que me puede conceder, y compartimos una cumplicidad unica y real. Es lo que veo en "Lost in Translation", una especie de (re)encuentro entre dos similares de la misma especie, y que finalmente han coincidido en el tiempo y espacio.
ResponderEliminarHola CaóticAna... tu comentario de la película rescata y enfatiza la cuestion del destino, la trascendencia de lo inmediato y una completud que se busca como ideal trascendental, es una percepción bien Zen, con la riqueza y matices que esto implica. Enriqueces con tu mirada lo que estuvimos compartiendo hasta ahora. un abrazo y la seguimos en cualquier momento...
ResponderEliminarEl le dice a ella en un momento,algo asi como,CUANTO MAS TE CONOCES A TI MISMO MENOS PERMITES QUE ALGUNAS CUESTIONES TE ALTEREN,creo que el tipo de encuentro que se genera entre ellos es aquel que les permite conectarse con ellos mismos y aceptar su verdadera esencia.De ahi la paz con la que logran atravesar sus encuentros y su despedida.No hay sensacion de perdida porque nunca hubo posecion en sus encuentros.Solo habia el placer de ser uno mismo en el encuentro con el otro.Ese aprendizaje no se los quita nadie, por mas que no esten juntos, ya son otros, ya crecienron,ya se conectaron en esa frecuencia de la que no se vuelve atras.
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